Se acabó la temporada deportiva en mi querida y añorada ciudad natal. Un curso en el que de nuevo las mejores intenciones posibles, no han traído un trabajo bien hecho, ni con la suficiente cordura, como para llegar a buen puerto los objetivos marcados en un principio. Un año más y una nueva decepción. No pasa nada, es más de lo mismo. El Granada CF continuará en el suplicio de la Segunda División B y el CB Granada en la segunda mejor liga del mundo (que no es poco).
Ahora lo más importante es la continuidad y la subsistencia de ambos clubes. Ninguno tiene un panorama demasiado alentador. Personalmente creo que los aficionados que tienen más motivo para la preocupación son los de la canasta. Este deporte es mucho más inestable que el balompié. El club rojiblanco está acostumbrado a vivir en el filo de la navaja, pero no me cabe duda de que el deporte rey tiene sus raíces muy arraigadas en Granada, ni más ni menos que 78 años avalan la fortaleza granadina y sus aficionados no permitirán resetear su historia.
El deporte del balón grande es otra historia. Son muchos los precedentes de venta de plazas, desapariciones y refundaciones. El autentico deporte de masas y el que puede sacar a toda una ciudad a la calle es el futbol, por suerte o por desgracia, eso va según los gustos de cada cual.
Otra vez mas se nos pide a los granadinos, que seamos nosotros los que asumamos el coste del despilfarro de otros. En Granada se empieza a estar muy cansado de esta canción. Canción que no es exclusiva de nuestra ciudad. La cantinela suele repetirse allá donde haya una buena cantidad de fieles seguidores dispuestos a sacrificarse por los colores de turno. Todo es muy respetable, pero a mí personalmente, me cuesta dar dinero a fondo perdido para que algunos personajes vivan mejor que yo a base de buenas y costosas mariscadas (expresión metafórica. Para payasos malpensados. Aclaración-Payaso: Según la Real Academia de la Lengua Española, persona que hace reír. Que nadie se ofenda, pues si viene en el diccionario no es un insulto)
