(Antes de publicar este articulo, debo de manifestar mi sorpresa al ver el miedo que causan aquellos a los que me refiero en el mismo, ya que tanto este, como el anterior, no han sido publicados en las distintas webs en las que colaboro, es el poder de los despreciables que con malas artes, intimidan a unos pobres chavales. Conmigo no han podido y ahora se "atreven" con ellos. Dejarles tranquilos y dar la cara, cobardes impresentables.)
Debo de confesarme. Según rezan las santas escrituras del granadinismo, he estado viviendo en pecado mortal. Tanto es así que me han llegado a insultar, despreciar e incluso expulsar cual perro de, según ellos, la casa de todo aquel que sienta los colores rojo y blanco horizontal.
No he podido seguir la doctrina de quienes se creen con el derecho de otorgar medallas al sentimiento y el buen hacer como aficionado del Granada CF.
Lo había intentado todo, pero me fue imposible salir de mi error. Menos mal que ahora ya la situación ha cambiado (que peso de encima me he sacado mas gordo) y ya puedo confesar mi herejía sin miedo a represalias brutales.
Mis padres, desde siempre, han tenido una caja de ahorros como habitual en sus menesteres domésticos. Recibos, gastos y toda clase de pagos, se sucedían mes a mes. Por circunstancias de la vida, esta caja no apoyaba al equipo de futbol que todo granadino de bien tiene que alabar y vanagloriar sin restricciones posibles ni fisura alguna. Por lo tanto, todo aquel que osara darle un céntimo a esa caja maldita, era objeto de críticas feroces.
Por suerte, mi vida transcurre por Barcelona y la hipoteca la pude conseguir en otra entidad financiera, que aunque me supuso, y supone, un sobrecoste muy superior al que esta caja traidora me ofrecía, totalmente ajena al devenir del equipo de mis amores, pero al menos no era una infame empresa que había dado la espalda a todos los granadinos. Ahora puedo respirar aliviado. Incluso he solicitado el cambio de préstamo por mi vivienda, lo cual me supondrá un elevado desembolso de dinero, pero nada importará si es por el bien del club de mi ciudad. Después puede que las cosas no salgan como deseamos y tenga que volver a suscribir el préstamo inicial, pero lo haré otra vez de buen agrado pues estaré beneficiando a la entidad de Recogidas 35.
Y que pasa ahora con todas aquellas empresas cuales productos eran malísimos? No se puede faltar el respeto, pues ahora que esas empresas apoyan al Granada, ¿acaso ha cambiado la calidad? Se tiene que ser mas prudente porque nunca se sabe quienes pueden ponerse de tu lado en un futuro, pero eso es pedir lo que algunos no tienen.
Sin vergüenza
Hay que tener muy poca vergüenza, o ninguna, para ordenar tales doctrinas mas propias de regimenes anticuados y caducos, prepotentes y sombríos, hasta me atrevería a decir que bastardos. Nadie, con un poquito de vergüenza, se podría mirar a un espejo y no agachar la cabeza, después de acometer tantos despropósitos contra, primero, quienes ahora comandan la nave rojiblanca y segundo con Caja Granada, si, la que ahora proclaman la caja de todos.
Si señores, hay quien no tiene vergüenza, es la mejor manera de expresar lo que son. Después de mas de un año tachando a Pina de ser un “señor poco recomendable” (no me atrevo a citar textualmente todo lo que le llamaron) ahora dicen que es un “semidios”. Después de un lustro acometiendo contra Caja Granada, ahora todos a abrirse cuentas en esta entidad. Bueno, esto último no es así, ya que la mayoría de los que ladraban en contra de la entidad granadina, hacían mucho mas que contradecirse teniendo cuentas en ella. Si es que es de no tener vergüenza al no haber desaparecido del mapa granadino mediático que envuelve al Granada CF, además con nefasta influencia sobre el mismo. De menos vergüenza aun es no haberse disculpado ante nadie y seguir alardeando de dignidad.
Peor es aun si cabe, todos los borregos que algún en momento les hayan seguido sus reglas, tan cambiantes como obscenas. Presumen de llevar la cabeza muy alta, sin duda es por que no tienen vergüenza, si la tuvieran, al menos alguno, dejaría de ladrar.
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