En innumerables ocasiones hemos escuchado esa frase, para definir un día en concreto, que resultaría vital para el futuro incierto del Granada CF. La verdad es que casi nunca suele pasar nada importante, o al menos de vital importancia. Cuanta mas expectación levanta una asamblea, mayor es la decepción que produce. De todas formas, ahí seguimos siempre, subsistiendo hasta ahora con mayor o menor grado de solvencia.
El futbol levanta pasiones, sobre todo en el pobre aficionado de a pié. Aquel que sin tener donde caerse muerto, no se permite la osadía de prescindir de su abono. Sin embargo, las personas que se llevan los cuartos, son otros bien distintos. ¿Deberían los jugadores, cuando sus contratos en ligas mayores, le reporten sustanciosas cantidades de dinero, devolver parte de sus emolumentos a los aficionados a los que ahora se les pide que arrimen el hombro? Por supuesto que si, pero eso no es lo que pasa en el deporte Rey de nuestro querido país.
El aficionado, siempre el aficionado, debe ser el salvador y quien enmiende los errores y despilfarros que otros cometen. Se suele hacer un llamamiento en aras del sentimiento, la historia y no se cuantas cosas mas. Si se piensa con un poco de distanciamiento y haciendo gala de una perspectiva global y/o neutral, vacía de sentimentalismo, llegaría hasta indignar. Pero no interesa una reflexión de este calado. Es mucho mas atractivo seguir guiando a la plebe con la zanahoria atada a un palo.
Pues nada, sigamos rascándonos el bolsillo, a pesar de no llegar a fin de mes, por que sino, vienen los borregos del rebaño, bien aleccionados por los pastores, y te amedrentan, insultan y descalifican con total impunidad. Si es que de donde no hay, no se puede sacar.
La asamblea del día 21 de enero, se me antoja como el primer paso hacia el descalabro total. Pero que no cunda el pánico, de peores hemos salido y el Granada CF, seguirá existiendo. Tal cual, con algún tuneado o creando un nuevo y definitivo clon, pero finalmente, todos contentos, o al menos la mayoría, por que ya se sabe que algunos solo saben berrear, se esté como se esté o haya quien haya al mando o su alrededor.
Lo que no acaba de entrarme en la cabeza, no digo que no tenga explicación, que seguro que la tiene y bien sencilla, lo que digo es que yo no la veo, es por qué esa obsesión con que hay que poner dinero para sacar este barco adelante. Yo no me creo que nadie, absolutamente nadie, ponga dinero de su bolsillo en ningún club de futbol.
Lo que hace falta para llevar a buen puerto un proyecto es buena gestión y mucho trabajo serio. Y para eso no vale cualquiera, hay que buscar a alguien con una buena preparación, el problema es que en este mundillo del balompié, las personas bien preparadas, brillan por su ausencia.
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