Mucho se habla cada semana de los árbitros en los deportes mas seguidos en nuestro país. Como el futbol disfruta de mas atención mediática, pues este se lleva la palma con comentarios de cafetería y suele ser protagonista en multitud de charlas breves en el trabajo o entre nuestras amistades.
En realidad, cualquier evento que dependa del enjuiciamiento del ser humano, conlleva el riesgo de ser manipulado. Son demasiados los intereses y muchas las posibilidades que dispone el estamento arbitral para dirigir un acontecimiento deportivo.
No estoy pensando en nada en concreto, sino en lo fácil que resultaría en general, si se lo propusieran, manejar cualquier tipo de competición a su antojo, aquellos sobre quienes recaen las labores de impartir justicia.
Meten la pata a diario y nunca pasa nada. Bueno si que pasa, unas cuantas pataletas de vez en cuando, de quienes se sienten perjudicados, pero que no pueden pasar de ahí. Si a alguno se le ocurre patalear mas de lo conveniente y hace mas ruido del debido, encima lo tratan de no estar bien de la cabeza o de ver fantasmas donde no los hay.
Sin embargo, es sorprendente lo fácil que resulta manejar todo evento deportivo que dependa de un juez. Repito, no estoy diciendo que pase, solo que resultaría muy sencillo hacerlo. Para cualquiera que sea aficionado a cualquier deporte, es fácil entender lo que estoy diciendo. Aquellos que además de ser aficionados, han tenido la posibilidad de vivirlo de cerca, con más motivos, me darán la razón. Yo, además, es que he tenido la ocasión de convertirme en colegiado en multitud de encuentros de las ligas escolares de baloncesto y puedo asegurar que si se pretendiera, se conseguiría hacer campeón al equipo más torpe y con menos cualidades. Si esto es así a estos niveles, que no se podrá hacer en categorías profesionales.
No hacen falta grandes equivocaciones, ni perjudicar descaradamente a ningún contendiente. Basta con ir mermando sutilmente, poco a poco, al conjunto a quien se quiera eliminar. Sin aspavientos y saliendo indemne de una situación bochornosa para cualquiera con un poquito de decencia.
La verdad es que da un poco de miedo depender de unos señores, de los que no sabemos si son legales, íntegros, corruptos, sobornables o honrados. Juegan con los sentimientos de muchos aficionados y disponen de un poder demasiado grande y extremadamente influyente en el devenir de una competición o en el mismísimo futuro de un club o persona, según sea el caso.
¿Se imaginan ustedes que los dirigentes de nuestro deporte se dieran cuanta de esto? Por suerte, no es más que una posibilidad que nadie ha tomado en cuenta, nuestro deporte esta limpio de toda sospecha.
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